Una de las primeras cosas que se enseña en el colegio con un compás es dividir un ángulo en dos partes. Quizás el profesor (el mío lo hizo) comentó a los alumnos que es imposible dividir el ángulo en tres partes. Este es la llamada trisección del ángulo y fue un problema clásico pues ya los matemáticos griegos intentaron encontrar una solución de manera infructuosa. Fue en el siglo XIX cuando gracias a los descubrimientos de Galois se demostró que es imposible dividir un angulo en tres partes iguales con un compás.
¿Pero qué significa que se demostrase que no se podía conseguir para alguien que busca la gloria? Infinidad de gente buscó (y todavía continúa haciéndolo) la manera definitiva para conseguir la trisección del ángulo. Se dice que incluso el famoso gánster Al Capone lo intentó (no he podido verificarlo). Cuando lo consiguen, envían la solución a alguna universidad que invariablemente ni se la mira y le dice a la persona que se ha equivocado. El descubridor acostumbra a indignarse con la comunidad de matemáticos y en algunos casos proclama a los cuatro vientos una confabulación en su contra. Algunos, los que disponen de recursos suficientes, publican su descubrimiento por cuenta propia en libros autoeditados y caen invariablemente en el olvido.
La verdad es que la imposibilidad de la trisección del angulo se explica en segundo de matemáticas después de pasar tres meses estudiando los teoremas de Galois. Puesto que sabemos que los teoremas de Galois son ciertos, la trisección es imposible. Así que cuando llega una nueva demostración de la trisección del ángulo y se envía a alguna universidad es como llevarles un papel lleno de cálculos que acaba diciendo 1+1=3 y alegar ser el descubridor de algo trascendental.
martes, julio 14, 2009
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